martes, 15 de octubre de 2013

Cerámica de Talavera Poblana

Platón de talavera de Marcela Lobo en exhibición
 en el 
Museo de Arte Popular, en la Ciudad de México

La talavera poblana es un tipo de mayólica típica del estado de Puebla, México. Su distintivo es su acabado vítreo en color blanco marfileño como base de la decoración. La auténtica talavera de Puebla sólo proviene de aquel estado, específicamente de las localidades de Atlixco o Cholula, debido a la calidad de las arcillas que ahí se encuentra y a la tradición de su manufactura, que se remonta al siglo XVI. Los colores empleados en su decoración son el azul, el amarillo, el negro, el verde, el naranja y elmalva (violeta pálido). La producción de talavera en Puebla alcanzó un gran desarrollo gracias a la disponibilidad de su barro y a la gran demanda de azulejos para revestir las iglesias y conventos. La industria creció a tal grado que para mediados del siglo XVII había creado sus propios gremios de artesanos y estándares, los cuales demandaron una mayor calidad, llevando a Puebla a su "era dorada" entre los siglos XVII y XVIII.  En términos formales, la tradición surgida en Puebla se acuñó con el nombre de talavera poblana, diferenciándola así de las talaveras españolas. Es una mezcla de técnicas cerámicas chinas, italianas, españolas e indígenas.
La tradición abrió su camino a través de la Guerra de Independencia al siglo XIX, durante el cual el número de factorías no sumaban más de ocho en todo el estado de Puebla. Posteriores esfuerzos de artistas y coleccionistas de principios del siglo XX trataron de rescatar la tradición y hoy en día existen colecciones de talavera en Puebla, en la Ciudad de México e incluso en Nueva York. Ulteriores esfuerzos para preservar y promover la artesanía han ocurrido a finales del siglo XX, con la introducción de nuevos diseños decorativos y la llamada denominación de origen para proteger la autenticidad de las piezas de talavera elaboradas con los métodos originales del siglo XVI.

Platón de talavera de Marcela Lobo en exhibición
 en el 
Museo de Arte Popular, en la Ciudad de México.


La talavera es un tipo de cerámica mayólica, que se distingue por su blanco vítreo como base de color. La auténtica talavera sólo proviene de la ciudad de Puebla y de las localidades de Atlixco, Cholula y Tecali de Herrera, debido a que el tipo de barro y la historia de la artesanía provienen de esa región. Todas las piezas son elaboradas a mano en torno, y el vidriado contiene estaño y plomo, como han sido hechas desde la época virreinal. El vidriado debe craquelarse, ser ligeramente poroso y casi blanco. Sólo se permite usar seis colores: azul, amarillo, negro, verde, naranja y un violeta pálido, que deben generarse a partir de pigmentos naturales. Los diseños de color tienen una apariencia difuminada a medida que se funden con el vidriado. La base, la parte que toca la superficie no visible, no es vidriada y expone la terracota, la cual debe tener inscrito el logotipo del fabricante, las iniciales del artista y la ubicación de la fábrica en Puebla.
El diseño de las piezas está estrictamente regulado por la tradición. La pintura debe sentirse al tacto con una ligera elevación sobre la base. En sus comienzos sólo se empleaba el color azul cobalto, que era el pigmento más caro y también muy buscado, no sólo por prestigio sino porque aseguraba la calidad de toda la pieza. La talavera es la más destacada de la tradiciones artesanas. Sólo se emplean barros naturales y no barros tratados químicamente. Su delicada manufactura y fragilidad, ya que una pieza se puede romper en cualquier momento, hacen a la talavera tres veces más costosa que cualquier otra pieza de cerámica. Por ello, los fabricantes de la talavera han estado bajo presión por las imitaciones, más frecuentemente de China, y piezas de cerámica similares de otras partes de México, especialmente de Guanajuato. El estado de Guanajuato pidió al gobierno federal compartir los derechos de la denominación de origen con el de Puebla, pero en 1997 recibió como respuesta una negativa, y la cerámica vidriada de otras partes de México se denominan simplemente mayólica.

Certificación 
Hoy en día, sólo las piezas provenientes de zonas designadas y de talleres específicos que han sido certificados están permitidos para llamar a sus obras talavera.  La certificación es emitida por el Consejo Regulador de la Talavera, un cuerpo regulatorio especial. Sólo nueve talleres hasta ahora han sido certificados: Talavera Uriarte,Talavera La Reyna, Talavera Armando, Talavera Celia, Talavera Santa Catarina, Talavera de la Nueva España, Talavera de la Luz, Talavera de las Américas y Talavera Virgilio Pérez. Cada una de las cuales debe pasar por una inspección bianual de sus procesos de fabricación. Las piezas son sometidas a 16 pruebas elaboradas por laboratorios certificados internacionalmente. Aunado a esto, hay una prueba hecha por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Puebla para asegurar que el vidriado no contenga plomo en más de 2.5 partes por millón o de cadmio en más de 0.25 partes por millón, dado que la mayor parte de las piezas se usan para servir alimentos. Sólo aquellas piezas salidas de los talleres que alcancen los estándares están autorizadas para llevar la firma del alfarero, el logotipo del taller y el holograma especial que certifica la autenticidad de la pieza.


Uso
La talavera se emplea principalmente para utensilios de uso común tales como platos, jarrones, tibores, floreros, lavamanos, artículos religiosos y figuras decorativas. Sin embargo, una cantidad importante se destina a la decoración interior y exterior de edificios en México en forma de azulejos, en especial en la ciudad de Puebla. La cocina poblana es uno de los motivos decorativos de la Talavera, desde los azulejos que decoran los muros y tarjas hasta los platos y otros utensilios de cocina. Constituye un estilo per se de decoración en las cocinas mexicanas. En las antiguas cocinas conventuales muchos diseños incorporaban el emblema de la orden religiosa. Muchas de las fachadas del centro histórico de Puebla están decoradas con estos azulejos, así como fuentes, patios, iglesias y otros edificios, y constituyen parte importante de la arquitectura barroca poblana. El empleo de azulejos era una demostración del estatus económico familiar o de la iglesia. Esto condujo a un dicho que dice: "No aspirar a construir una casa de azulejos equivale a no aspirar a mucho en la vida." Demostrar un nivel de vida alto no estaba restringido a Puebla. En la Ciudad de México, la Iglesia de la Encarnación y la de la Virgen de Valvanera ostentan ambas cúpulas revestidas de azulejos. El más famoso ejemplo del uso de la talavera en la capital es la Casa de los Azulejos, palacio del siglo XVIII edificado por el conde del Valle de Orizaba. Lo que hace a este palacio único en la antes llamada Ciudad de los Palacios, es que su fachada en todas sus caras está completamente revestida de azulejos azules y blancos, exhorbitante para la época de su construcción.




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